lunes, 20 de agosto de 2012

DE UN OTRO A OTRO



                                                   Oscar Dominguez, Retrato de Selina Calzadilla, 1927



 In Mem. R.G.A

¿Qué necesita el hombre para caminar hacia  lo maravilloso en esta tierra casi al borde de la penumbra?. Pregunta que retorna una y otra vez en el poema, bordeando los límites de una exigencia infinita y siempre inacabada; aquella que invita a morar en el tiempo más propio y, a la vez, más ajeno. Esta exigencia se plantea hoy al hombre no solamente desde la mera duración -plano donde el cálculo y la especulación ejercen su dominio más triste y sombrío- sino también desde la posibilidad siempre latente de un salto, que interrumpa, en su apertura a la discontinuidad, dichas coordenadas.

La acción de poner en riesgo las propias arquitecturas (Andrés Alvarado), primer paso en este largo camino, se constituye en íntima solidaridad con el quiebre de un tiempo que ya no tiene como fetiche a Cronos, dios de la continuidad, la certeza y la muerte, sino más bien a Penélope. Tiempo feminizado, que no abjura de su opuesto ni busca integrarlo, sino que, al sostener la tensión entre los dos términos, habilita el anclaje sobre el intervalo;  disposición al acecho paciente y constante, donde la noche desapropia lo que el día luego vendrá a reapropiar nuevamente, en perpetua diferencia.

¿No es acaso esta dialéctica trágica la que se constituye en el acto amoroso? Un yo desvalido y desapropiado que transita en la noche dispuesto a desatar del olvido y la nostalgia a su ( ¿perdido? ) objeto de deseo. Yo, que es síntesis paradojal y nunca totalizable, construye el poema no sólo como lugar de reunión, sino como un nuevo modo de acercamiento al otro, desde la impropiedad y el estallido que lo conforma. El otro, lo otro, topos múltiple donde habitar nuevas posibilidades de vida, en esta tierra que lo necesita para maravillarse.



Yo

Yo reúno tus rostros tus gestos tus palabras

vivo de tus imágenes como el agua del cielo
yo te devuelvo al sol a las glicinas
al reino tuyo a tu calor
yo te desato de la noche que te olvida
te devuelvo a los días más bellos de la tierra
esta tierra que quiere ser parecida a ti

...

y que te necesita para maravillarme


Raúl Gustavo Aguirre



6 comentarios:

  1. Excelente, Franco. Lo dialógico presente en todo lugar humano, interna o externamente, hacia el yo, hacia un yo conmigo; y hacia el otro, yo contigo. Muy bueno. No existe otra manera.

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  2. "¿No es acaso esta dialéctica trágica la que se constituye en el acto amoroso?"

    sabemos: la mujer es indialéctica. la tragedia pertenece todavía al cuerpo de un hombre que quiere entender.

    ¿entender qué?

    que el amor es indialéctico, y por eso trágico. y por eso mujer.

    ¿pero es la misma tragedia la que el hombre llora por haber perdido su objeto, que la constatación nunca tangible de que ella no es ella, que ella tampoco fue?

    no hay pérdida cuando no hubo qué perder. eso es trágico. sí. pero hablamos de otra tragedia. (ahí donde no hay, la contradicción tampoco es posible).

    ----

    ¿la literatura hace estas cosas?
    ¿se puede hablar en la literatura, lituralizando al otro, a lo que hay sin defensa, sin autoridad?







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  3. Leli: Comparto aquello de que no hay nada que perder donde nada hubo ni hay, movimiento de apertura y entrada hacia lo femenino
    ( como posición que puede incluir o no la anatomía ); no así la afirmación de que la tragedia todavía pertence al cuerpo de un hombre que quiere entender. ¿ Qué hombre ?
    ¿ Hay "el hombre " ? ¿ Existe el hombre? ¿ Sabemos de todo esto ? ¿ No habría que pensar, cuando hablamos de "entender", más bien en la posición fálica, posición que, dicho sea de paso, no es privativa en absoluto de "el hombre"?

    "¿la literatura hace estas cosas?
    ¿se puede hablar en la literatura, lituralizando al otro, a lo que hay sin defensa, sin autoridad?"

    Son buenas preguntas

    Fede: Te acompaño en el sentimiento

    Esteban: El yo contigo, que nombraste en esa bella mezcla de voseo y paradoja, me hizo recordar al " Yo es otro " rimbaldiano, que, creo, todavía estamos intentando pensar

    Muchas gracias a todos por la visita y por las huellas

    Franco



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  4. "Luna, vieja leyenda del mar devorado. Alfa del cielo visible, Omega del cielo oculto."
    "Por más que camine bajo la lluvia atroz, rozando los muros empapelados de delirios, no hallaré las puertas del templo. Huérfano a cuatro costados busco un cielo que me salve."
    (Miguel Ángel Bustos)

    Querido amigo, te devuelvo la pregunta: ¿Qué necesitamos para caminar hacia lo maravilloso en esta tierra casi al borde de la penumbra?

    Caminemos la noche de las sombras.

    Gracias.

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  5. Habitar la orfandad, acto de infinita distancia en terrible cercanía, tal como decía un maravilloso dístico de Circe Maia. Y que cada huella sea estrella.

    Un gran abrazo amigo, gracias por pasar por estos lares

    F

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